1. Transpiración: Los árboles liberan vapor de agua en la atmósfera a través de sus hojas, un proceso llamado Transpiración. Esta humedad contribuye a la formación de nubes y precipitación.
2. Aumento de la humedad: El denso dosel de los árboles crea un microclima húmedo dentro del bosque. Esta mayor humedad proporciona la humedad necesaria para la formación de nubes.
3. Núcleos de condensación: Los árboles liberan partículas en el aire, como el polen y el polvo, que actúan como núcleos de condensación. Estas partículas proporcionan superficies para que el vapor de agua se condensa, formando gotas de nubes.
4. Velocidad del viento reducido: Los bosques actúan como bidios, reduciendo las velocidades del viento y permitiendo la acumulación de humedad en el aire.
5. Mayor precipitación: Los estudios han demostrado que las áreas con cobertura forestal significativa generalmente reciben más lluvia que las áreas deforestadas. Esto se debe a que los procesos mencionados anteriormente contribuyen a un entorno más favorable para la formación y precipitación de la nube.
6. Impacto en la circulación atmosférica: Los bosques pueden influir en los patrones de circulación atmosférica, lo que puede afectar la precipitación en regiones más amplias. Por ejemplo, la deforestación puede conducir a cambios en los patrones de viento regionales, lo que puede afectar los patrones de lluvia en las áreas a favor del viento.
En resumen: Los bosques contribuyen a la lluvia aumentando la humedad, proporcionando núcleos de condensación, reduciendo las velocidades del viento e influyen potencialmente en los patrones de circulación atmosférica. Si bien no "traen" la lluvia directamente, crean un entorno más favorable para que ocurra la precipitación.