La rotación de la Tierra crea una fuerza centrífuga que actúa alejada del eje de rotación de la Tierra. Esta fuerza es más fuerte en el ecuador y más débil en los polos. Como resultado, los objetos pesan ligeramente menos en el ecuador que en los polos.
La forma de la Tierra también es un factor en las variaciones de peso. La Tierra no es una esfera perfecta, sino que está ligeramente aplanada en los polos y abultada en el ecuador. Esto significa que los objetos están más cerca del centro de la Tierra en los polos que en el ecuador. Esta diferencia en la distancia desde el centro de la Tierra también afecta el peso, ya que los objetos pesan un poco más en los polos que en el ecuador.
Finalmente, la distribución de masa dentro de la Tierra también contribuye a las variaciones de peso. La corteza terrestre no tiene una densidad uniforme y hay áreas de mayor y menor densidad. Esto puede hacer que los objetos pesen un poco más o menos en ciertos lugares, dependiendo de la densidad de la roca subyacente.
En general, las diferencias de peso en diferentes lugares de la Tierra son pequeñas, pero se pueden medir y detectar con instrumentos sensibles.