1. Secuestro de carbono: Las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera durante la fotosíntesis. Mediante este proceso, convierten el CO2 y el agua en glucosa, que se utiliza como energía para el crecimiento. Los átomos de carbono absorbidos por las plantas se incorporan a estructuras vegetales como hojas, tallos, raíces y tejidos leñosos. Este proceso elimina eficazmente el carbono de la atmósfera y lo almacena en la biomasa vegetal, contribuyendo al secuestro de carbono.
2. Respiración: Las plantas liberan CO2 a la atmósfera a través del proceso de respiración. La respiración se produce de forma continua, tanto de día como de noche. Sin embargo, la tasa de fotosíntesis generalmente excede la tasa de respiración durante el día, lo que lleva a una acumulación neta de carbono en las plantas.
3. Caída de basura y descomposición: A medida que las plantas arrojan hojas, flores, frutos y otras partes de las plantas, aportan materia orgánica al suelo del bosque. Este proceso se conoce como caída de basura. El material vegetal muerto se descompone por microorganismos, hongos y bacterias, que liberan CO2 y nutrientes nuevamente al suelo.
4. Almacenamiento de carbono en el suelo: La descomposición de la hojarasca y los sistemas radiculares contribuye a la acumulación de materia orgánica en el suelo. Con el tiempo, esta materia orgánica se convierte en una capa superior del suelo rica en humus que almacena cantidades significativas de carbono. El carbono del suelo desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la salud y la fertilidad del suelo, apoyando el ciclo de nutrientes y regulando la retención de agua.
5. Productos de madera y almacenamiento de carbono: La madera cosechada y otros productos de madera almacenan temporalmente el carbono secuestrado por los árboles durante su vida. Cuando los productos de madera se utilizan en aplicaciones de larga duración, como la construcción o los muebles, pueden seguir almacenando carbono durante décadas o incluso siglos.
6. Ciclo del carbono a través de redes de micorrizas: Las plantas forman relaciones simbióticas con los hongos micorrízicos, que conectan las raíces de las plantas con el suelo. Estas redes de micorrizas facilitan la absorción de nutrientes y agua por parte de las plantas. A cambio, las plantas proporcionan carbohidratos a los hongos. Esta asociación tiene implicaciones para el ciclo del carbono, ya que los hongos micorrízicos pueden influir en la descomposición de la materia orgánica y la dinámica de los nutrientes, afectando el equilibrio general del carbono del bosque.
En general, las plantas son fundamentales para regular el intercambio de carbono entre la atmósfera, la biosfera y el suelo en los ecosistemas forestales. Su papel en el secuestro, almacenamiento y liberación de carbono es esencial para mantener el presupuesto global de carbono y mitigar los impactos del cambio climático.