Para tener una idea de cómo sería esto, podemos retroceder en el tiempo hasta el último período interglacial, que ocurrió hace unos 125.000 años. Durante este tiempo, la temperatura promedio de la Tierra era aproximadamente 2 grados Celsius más alta que la actual, y el nivel del mar era unos 6 metros más alto.
En Australia, este clima más cálido provocó una serie de cambios. Los desiertos se expandieron y los bosques se redujeron. La costa también era diferente, con el nivel del mar más alto y las masas de tierra más pequeñas.
Uno de los cambios más significativos fue la desaparición de muchos de los marsupiales únicos de Australia. Estos animales, entre los que se incluyen el koala, el canguro y el demonio de Tasmania, están adaptados a vivir en ambientes frescos y húmedos. A medida que el clima se volvió más cálido y seco, no pudieron sobrevivir.
Los aborígenes de Australia también tuvieron que adaptarse al clima cambiante. Se trasladaron a tierras más altas y comenzaron a depender más de la caza y la recolección para alimentarse.
Los cambios que ocurrieron durante el último período interglacial nos dan una idea de lo que podría pasarle a Australia si el clima volviera a cambiar. Si la temperatura media de la Tierra aumenta 2 grados centígrados, Australia podría convertirse en un lugar mucho más cálido y seco. Los desiertos podrían expandirse aún más y los bosques podrían reducirse aún más. El nivel del mar también podría aumentar, lo que inundaría las zonas costeras.
Los cambios que podrían ocurrir en Australia tendrían un impacto significativo en el medio ambiente, la economía y la sociedad del país. Es importante ser conscientes de estos cambios potenciales para que podamos tomar medidas para mitigar sus efectos.