Hay algunas razones por las que las comunidades en dificultades podrían evitar los obsequios corporativos. En primer lugar, existe la preocupación de que la aceptación de donaciones corporativas implique condiciones. Las corporaciones pueden esperar un trato preferencial a cambio de sus donaciones, lo que podría conducir a una pérdida de autonomía local.
En segundo lugar, existe el temor de que las donaciones corporativas socaven a las empresas locales. Si las corporaciones pueden donar grandes sumas de dinero al gobierno o a organizaciones sin fines de lucro, es posible que puedan desplazar a las empresas locales que no pueden competir con sus recursos financieros.
En tercer lugar, existe la percepción de que los obsequios empresariales no son auténticos actos de caridad. Algunos miembros de la comunidad creen que las corporaciones sólo están donando dinero para mejorar su imagen pública y que no se preocupan por los mejores intereses de la comunidad.
El caso del huracán Katrina y el Mardi Gras ilustra algunas de las tensiones que pueden surgir cuando a comunidades en dificultades se les ofrecen obsequios corporativos. Después del huracán, varias corporaciones donaron dinero a la ciudad de Nueva Orleans para ayudar con la recuperación. Sin embargo, algunos miembros de la comunidad dudaron en aceptar este dinero porque temían que socavaría las empresas y la cultura locales.
El debate sobre los obsequios corporativos es complejo. Existen tanto beneficios como riesgos potenciales asociados con la aceptación de estas donaciones. Las comunidades en dificultades deben sopesar cuidadosamente estos factores antes de decidir si aceptan o no obsequios corporativos.