Señales internas:
1. Equilibrio hormonal:
- Las hormonas vegetales, como las auxinas, giberelinas y citoquininas, desempeñan funciones cruciales en la regulación de los procesos relacionados con el crecimiento.
- Las auxinas, por ejemplo, favorecen el alargamiento celular y el crecimiento de las raíces.
- Las citoquininas estimulan la división celular y el desarrollo de brotes.
- La acción de estas hormonas influye en el crecimiento y las estrategias de defensa de la planta.
2. Disponibilidad de recursos:
- Las plantas evalúan el estado de sus recursos internos, incluidas las reservas de energía y nutrientes, para priorizar el crecimiento o la defensa.
- Los recursos limitados a menudo conducen a compensaciones, donde las plantas pueden suprimir temporalmente el crecimiento para conservar recursos para la defensa.
Señales externas:
1. Intensidad de la luz:
- La luz es esencial para la fotosíntesis y la producción de energía.
- La alta intensidad de la luz promueve el crecimiento, mientras que las condiciones de poca luz favorecen las respuestas de defensa para optimizar la asignación de recursos.
2. Temperatura:
- Las fluctuaciones de temperatura pueden afectar el crecimiento y la defensa.
- Las plantas pueden reducir el crecimiento en temperaturas extremas para priorizar los mecanismos de defensa contra el estrés por calor o los daños por heladas.
3. Disponibilidad de agua:
- Las condiciones de sequía desencadenan respuestas de defensa para conservar agua, lo que a menudo conduce a tasas de crecimiento reducidas.
4. Amenazas de patógenos y herbívoros:
- Cuando se exponen a patógenos o herbívoros, las plantas activan mecanismos de defensa, incluida la producción de proteínas relacionadas con la defensa y metabolitos secundarios, a expensas del crecimiento.
5. Competencia:
- En ambientes competitivos, las plantas pueden cambiar su enfoque hacia el crecimiento para competir con las plantas vecinas por los recursos, incluso si eso compromete su defensa contra los factores estresantes.
Proceso de toma de decisiones:
Las plantas monitorean e integran constantemente estas señales internas y externas para tomar decisiones informadas con respecto al crecimiento y la asignación de defensa. El proceso de toma de decisiones implica:
1. Percepción de señal:
- Las plantas utilizan receptores para detectar diversas señales, como cambios en la intensidad de la luz, la temperatura o la presencia de patógenos.
2. Transducción de señal:
- Las señales percibidas se traducen luego en respuestas bioquímicas y moleculares dentro de la planta.
3. Expresión genética:
- Se activan o reprimen genes específicos, lo que lleva a la producción de proteínas y metabolitos necesarios para el crecimiento o la defensa.
4. Asignación de recursos:
- Dependiendo de las señales recibidas, las plantas asignan sus recursos en consecuencia, favoreciendo el crecimiento o procesos relacionados con la defensa.
El equilibrio entre crecimiento y defensa es dinámico y puede cambiar con el tiempo a medida que las plantas responden a las condiciones ambientales cambiantes. Este delicado proceso de toma de decisiones garantiza que las plantas puedan adaptarse y sobrevivir en entornos diversos y desafiantes, optimizando sus posibilidades de crecimiento y reproducción exitosos.