Esta suposición no es correcta. Se sabe que las algas rojas han colonizado con éxito zonas intermareales e incluso hábitats terrestres. Ciertas especies de algas rojas se han adaptado para soportar distintos niveles de desecación, lo que les permite prosperar en ambientes que experimentan ciclos de humedecimiento y secado, extendiendo así su presencia más allá de los ambientes estrictamente acuáticos.