* Decisiones de baja implicación: También es más probable que los consumidores dependan de sus sentimientos cuando toman decisiones que implican poca participación. Esto se debe a que tienen menos información que procesar, por lo que es más probable que basen su decisión en lo que sienten acerca del producto. Por ejemplo, es más probable que un consumidor dependa más de sus sentimientos al elegir una marca de cereal que al elegir una marca de pasta de dientes.
* Cuando se sienten abrumados: También es más probable que los consumidores dependan de sus sentimientos cuando se sienten abrumados. Esto se debe a que es posible que no tengan los recursos cognitivos para procesar toda la información disponible, por lo que pueden simplemente basar su decisión en cómo se sienten. Por ejemplo, es más probable que un consumidor confíe en sus sentimientos al elegir un restaurante cuando tiene hambre y está cansado.
* Cuando les falta información: También es más probable que los consumidores dependan de sus sentimientos cuando les falta información. Esto se debe a que es posible que no tengan el conocimiento que necesitan para tomar una decisión racional, por lo que pueden simplemente basar su decisión en cómo se sienten. Por ejemplo, es más probable que un consumidor confíe en sus sentimientos al elegir una marca de desodorante cuando no está familiarizado con las diferentes marcas.