Fumar: El ahumado es otro método tradicional de conservación de alimentos muy utilizado por los cazadores-recolectores. La carne, el pescado y otros alimentos quedaron expuestos al humo de un incendio, lo que ayudó a secarlos y matar las bacterias. El humo también impartía un sabor distintivo a la comida.
Salado: La salazón es un método simple pero efectivo de conservación de alimentos que fue utilizado por cazadores-recolectores en muchas partes del mundo. La carne, el pescado y las verduras se envasaban en sal o se ponían en salmuera en agua salada, lo que extraía la humedad e inhibía el crecimiento de bacterias.
Fermentación: La fermentación es un proceso natural que ocurre cuando los microorganismos descomponen los carbohidratos y producen ácidos, alcohol o gases. Los cazadores-recolectores utilizaban la fermentación para conservar una variedad de alimentos, incluidas verduras, frutas, leche y carne. Los alimentos fermentados no sólo son estables en almacenamiento, sino que también proporcionan probióticos beneficiosos para la salud intestinal.
Congelación: En climas fríos, los cazadores-recolectores utilizaban la congelación para conservar los alimentos. La carne, el pescado y otros artículos perecederos se almacenaban en hielo o nieve, lo que impedía el crecimiento bacteriano y su deterioro.
Almacenamiento subterráneo: Los cazadores-recolectores también utilizaban almacenamiento subterráneo para evitar que los alimentos se estropearan. Se cavaban hoyos en el suelo, se recubrían con hojas o pieles de animales y luego se llenaban con comida. La tierra actuó como un aislante natural, manteniendo los alimentos frescos y oscuros, lo que ralentizó la tasa de deterioro.
Conservación de grasa animal: Algunos cazadores-recolectores utilizaban grasa animal para conservar los alimentos. La carne y el pescado estaban cubiertos por una capa de grasa, que ayudaba a bloquear el oxígeno y la humedad, impidiendo el crecimiento bacteriano.