Las alas de los insectos son livianas y flexibles, lo que les ayuda a resistir la rotura. También están cubiertas de un material ceroso que ayuda a repeler el agua y el polvo, que pueden dañar las alas. Las venas de las alas de los insectos brindan apoyo y fuerza, lo que ayuda a evitar que se doblen o rompan. Además, las alas de los insectos están compuestas de quitina, un material fuerte y flexible. Este material, combinado con los otros factores mencionados anteriormente, ayuda a garantizar que las alas de los insectos sean lo suficientemente fuertes para resistir el vuelo y otras tensiones mecánicas.