1. Partición de recursos:
Pueden coexistir especies similares dividiendo los recursos disponibles entre sí. Esto significa que explotan diferentes aspectos del medio ambiente o utilizan los recursos de maneras ligeramente diferentes. Por ejemplo, algunas especies pueden buscar alimento en diferentes partes de un hábitat, alimentarse de diferentes alimentos o estar activas en diferentes momentos del día. Al dividir los recursos, las especies reducen la competencia directa y pueden coexistir en el mismo ecosistema.
2. Diferenciación de nicho:
Las especies también pueden coexistir mediante la diferenciación de nichos, que se refiere a las funciones y adaptaciones ecológicas únicas que posee cada especie. Incluso si las especies tienen funciones generales similares, pueden tener diferencias sutiles en sus nichos ecológicos. Esta diferenciación puede incluir variaciones en las preferencias de hábitat, selección de presas, estrategias reproductivas o interacciones con otras especies. La diferenciación de nichos permite que las especies coexistan ocupando espacios ecológicos ligeramente diferentes dentro del ecosistema.
3. Exclusión Competitiva y Desplazamiento de Carácter:
El principio de exclusión competitiva establece que dos especies con nichos idénticos no pueden coexistir indefinidamente. Sin embargo, en ecosistemas complejos, puede ocurrir un desplazamiento de caracteres, que es la divergencia evolutiva de rasgos en respuesta a la competencia. Esto significa que con el tiempo, especies similares pueden desarrollar diferencias en rasgos relacionados con el uso de recursos, la selección de hábitat o el comportamiento para reducir la competencia y facilitar la coexistencia.
4. Mutualismo y Simbiosis:
Algunas especies similares pueden coexistir a través de interacciones mutualistas o relaciones simbióticas. El mutualismo beneficia a ambas especies involucradas, como la cooperación, el intercambio de recursos o la protección contra los depredadores. Por ejemplo, ciertas especies de plantas pueden depender de polinizadores particulares para su reproducción y, a cambio, los polinizadores obtienen néctar o polen de las plantas. Estas interacciones positivas pueden promover la coexistencia de especies similares dentro de un ecosistema.
5. Heterogeneidad ambiental:
Los ecosistemas complejos a menudo exhiben heterogeneidad espacial y temporal, lo que significa que el medio ambiente varía en diferentes lugares y a lo largo del tiempo. Esta heterogeneidad crea una variedad de microhábitats y condiciones ecológicas diversas. Como resultado, especies similares pueden explotar diferentes parches ambientales o adaptarse a condiciones específicas, lo que les permite coexistir dentro del mismo ecosistema.
6. Factores limitantes y compensaciones:
En cualquier ecosistema suele haber factores limitantes como la disponibilidad de alimentos, agua, refugio o sitios de anidación. Estas limitaciones imponen compensaciones, lo que obliga a las especies a hacer concesiones en la utilización de sus recursos. Como resultado, especies con roles ecológicos similares pueden coexistir porque cada una experimenta limitaciones diferentes o tiene diferentes estrategias para superar estos desafíos.
7. Depredación y Competencia:
La depredación y la competencia también pueden contribuir a la coexistencia de especies. Los depredadores pueden atacar ciertas especies con más fuerza que otras, creando un equilibrio entre especies de presa similares. De manera similar, la competencia por los recursos puede ser asimétrica, permitiendo que múltiples especies coexistan con diferentes fortalezas competitivas.
En resumen, la coexistencia de muchas especies similares dentro de ecosistemas complejos es el resultado de varios mecanismos, incluida la partición de recursos, la diferenciación de nichos, el desplazamiento de caracteres, el mutualismo, la heterogeneidad ambiental, los factores limitantes y las compensaciones. Estos mecanismos permiten que las especies coexistan explotando diferentes recursos, adaptándose a condiciones ambientales específicas y formando relaciones ecológicas únicas. Como resultado, los ecosistemas complejos pueden sustentar una notable diversidad de especies similares, cada una de las cuales contribuye a la estabilidad y funcionamiento generales del ecosistema.