Muchos insectos utilizan la luz como señal de orientación, como durante la migración o cuando buscan comida y pareja. Por ejemplo, las polillas y otros insectos nocturnos se sienten atraídos por determinadas longitudes de onda de luz, fenómeno conocido como fototaxis positiva. Las farolas tradicionales suelen emitir luz en el rango amarillo-naranja, que resulta menos atractivo para la mayoría de los insectos en comparación con longitudes de onda más cortas, como la luz azul.
Las farolas LED, por otro lado, suelen emitir más luz azul, lo que resulta muy atractivo para los insectos. Esto puede provocar una mayor actividad de insectos alrededor de las luces LED, haciéndolas más susceptibles a la depredación, la desorientación y las colisiones con lámparas u otros objetos. Además, la luz artificial constante puede alterar los ritmos circadianos de los insectos, afectando sus patrones de alimentación, apareamiento y migración.
Las consecuencias de estos cambios pueden ser de gran alcance. Los insectos desempeñan funciones vitales en los ecosistemas como polinizadores, descomponedores y fuentes de alimento para otros animales, incluidos pájaros, murciélagos y reptiles. Por lo tanto, la disminución de las poblaciones de insectos debido a la contaminación lumínica podría tener efectos en cascada en ecosistemas enteros, alterando las cadenas alimentarias y reduciendo la biodiversidad.
Varios estudios ya han destacado los impactos negativos de las farolas LED en las poblaciones de insectos. Por ejemplo, un estudio realizado en los Países Bajos encontró que la abundancia de insectos voladores en áreas con farolas LED se redujo aproximadamente un 50% en comparación con áreas con luces HPS convencionales. Además, el estudio demostró que más insectos se sentían atraídos por las luces LED y posteriormente morían debido a colisiones u otros factores.
Para mitigar los impactos ecológicos de las farolas LED, se pueden considerar varias estrategias.
Uso de LED de tonos más cálidos: Las luces que emiten menos luz azul y más luz amarilla-naranja son menos atractivas para los insectos y al mismo tiempo proporcionan una visibilidad adecuada para las personas.
Protección y dirección de la luz: Proteger y dirigir la luz adecuadamente hacia abajo puede minimizar el derrame de luz y reducir el impacto en las áreas circundantes, lo que la hace menos perjudicial para los insectos.
Implementar horarios de iluminación o atenuación durante la noche :Reducir la intensidad o apagar las luces durante determinadas horas, como a altas horas de la noche, cuando la actividad de los insectos es alta, puede limitar aún más el impacto en las poblaciones de insectos.
Es necesario equilibrar los beneficios de la iluminación energéticamente eficiente con los posibles efectos perjudiciales sobre los ecosistemas. Al implementar estrategias de iluminación específicas e incorporar consideraciones ecológicas en la planificación urbana, se pueden minimizar los impactos negativos de las farolas LED en las poblaciones de insectos y al mismo tiempo aprovechar los beneficios de las tecnologías de iluminación eficientes.