Prevención de la alteración de los ecosistemas:las especies invasoras tienen el potencial de causar alteraciones significativas en los ecosistemas al competir con las especies nativas por recursos como alimentos, hábitat y agua. Esto puede provocar la disminución o incluso la extinción de especies nativas, alterando la estructura y función de los ecosistemas. Se espera que el cambio climático exacerbe estos impactos, haciendo aún más difícil para las especies nativas competir. Al gestionar y controlar proactivamente las especies invasoras, podemos ayudar a reducir sus efectos negativos en los ecosistemas y mejorar su resiliencia a los impactos del cambio climático.
Mantenimiento de los servicios ecosistémicos:Los ecosistemas proporcionan una amplia gama de servicios que benefician a las sociedades humanas, como la purificación del agua, la polinización y el secuestro de carbono. Las especies invasoras pueden alterar estos servicios alterando los procesos ecosistémicos o consumiendo directamente recursos que de otro modo estarían disponibles para las especies nativas. Por ejemplo, las plantas invasoras pueden reducir la disponibilidad de agua al consumir grandes cantidades de agua, lo que afecta a las comunidades y ecosistemas aguas abajo. Al gestionar las especies invasoras, podemos salvaguardar los servicios ecosistémicos esenciales que sustentan el bienestar humano, especialmente frente a las tensiones adicionales causadas por el cambio climático.
Mejora de la adaptabilidad de las especies:las especies invasoras pueden plantear desafíos a las especies nativas en términos de competencia y disponibilidad de recursos. Sin embargo, algunas especies nativas pueden poseer rasgos que las hagan más adaptables a las condiciones ambientales cambiantes. Al controlar las especies invasoras, podemos reducir la presión sobre las especies nativas y permitirles prosperar, lo que aumenta la biodiversidad general y la resiliencia de los ecosistemas. Esta diversidad proporciona una mejor oportunidad para que las especies se adapten a las nuevas condiciones ambientales provocadas por el cambio climático.
Reducción de la transmisión de enfermedades:Algunas especies invasoras pueden portar y transmitir enfermedades que pueden afectar a las especies nativas, así como a los humanos y al ganado. El cambio climático puede alterar la distribución y abundancia de estos vectores de enfermedades, aumentando potencialmente el riesgo de brotes de enfermedades. Al gestionar las especies invasoras, podemos ayudar a prevenir la propagación de enfermedades y proteger la salud humana y la de la vida silvestre.
Mejora de la productividad agrícola:las especies invasoras pueden causar pérdidas económicas sustanciales en los sistemas agrícolas al competir con los cultivos por los recursos, reducir los rendimientos y transmitir plagas y enfermedades. Se espera que el cambio climático amplifique estos efectos negativos, haciendo más difícil para los agricultores mantener la productividad. Controlando las especies invasoras, podemos mitigar estos impactos, asegurando un suministro de alimentos estable y confiable en condiciones climáticas cambiantes.
En general, enfrentar las especies invasoras contribuye a preservar la integridad de los ecosistemas, mantener los servicios ecosistémicos esenciales, mejorar la adaptabilidad de las especies nativas, reducir la transmisión de enfermedades y apoyar la productividad agrícola. Al abordar de manera proactiva las especies invasoras, podemos construir ecosistemas más resilientes y mejor equipados para resistir los desafíos del cambio climático y asegurar el bienestar a largo plazo de las comunidades humanas y naturales.