Acceso reducido a los alimentos: Las zonas urbanas suelen tener menos espacios verdes y menos flores que las zonas rurales. Esto puede dificultar que las abejas encuentren alimento, lo que puede provocar desnutrición e inanición.
Mayor exposición a pesticidas: Las zonas urbanas suelen ser más fumigadas con pesticidas que las zonas rurales. Los pesticidas pueden ser perjudiciales para las abejas e incluso matarlas.
Competencia de otros polinizadores: Las zonas urbanas suelen tener una mayor densidad de otros polinizadores, como avispas y mariposas. Esto puede generar competencia por alimentos y recursos, lo que puede dificultar la supervivencia de las abejas.
Mayor riesgo de enfermedad: Las zonas urbanas suelen albergar una mayor diversidad de enfermedades y parásitos. Esto puede hacer que las abejas sean más susceptibles a las enfermedades, lo que puede provocar una disminución de la población.
En general, el entorno urbano puede ser un lugar desafiante para las abejas. Sin embargo, hay una serie de cosas que se pueden hacer para ayudar a las abejas a prosperar en las zonas urbanas, como plantar flores, proporcionar fuentes de agua y reducir el uso de pesticidas.