En algunas zonas, como el norte de Europa y partes de América del Norte, ha habido una disminución en la duración y el espesor del hielo de lagos y ríos debido a inviernos más cálidos. Los estudios han demostrado que la capa de hielo de los lagos de estas regiones ha disminuido varias semanas en las últimas décadas y que el hielo también es más fino que antes. Esto tiene implicaciones para los ecosistemas, las actividades recreativas y el transporte.
Sin embargo, es importante señalar que no todas las regiones están experimentando el mismo nivel de pérdida de hielo. En determinadas partes del mundo, como la Antártida, el Ártico y las regiones de gran altitud, la capa de hielo puede verse menos afectada o incluso aumentar debido a interacciones atmosféricas complejas y variaciones regionales en los patrones climáticos.
En general, si bien el cambio climático plantea desafíos a la formación y persistencia del hielo invernal en algunas zonas, es difícil decir con certeza que el hielo invernal desaparecerá por completo. Los impactos del cambio climático en la capa de hielo pueden ser complejos y dependen de una combinación de factores como las tendencias regionales de temperatura, los patrones de precipitación, los cambios en las nevadas y las características específicas de las propias masas de agua.