El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California, Berkeley, analizó datos de más de 10.000 árboles jóvenes en bosques de todo Estados Unidos. Los investigadores descubrieron que los árboles jóvenes tenían más probabilidades de morir en áreas que habían experimentado una combinación de temperaturas más cálidas y cambios en las precipitaciones.
Los investigadores también descubrieron que los efectos del cambio climático en los árboles jóvenes variaban según la especie de árbol. Algunas especies, como los robles y los arces, eran más vulnerables al cambio climático que otras, como los pinos y los abetos.
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones para la gestión forestal. A medida que el clima continúa cambiando, los administradores forestales deberán tomar medidas para proteger los árboles jóvenes de los efectos del aumento de las temperaturas y los cambios en las precipitaciones. Esto puede incluir plantar árboles en áreas que sean menos vulnerables al cambio climático y talar bosques para reducir la competencia por el agua y los nutrientes.
El estudio también destaca la importancia de mitigar el cambio climático para proteger los bosques y garantizar su capacidad de regenerarse.