Las pruebas de que la industria agroalimentaria ha intentado influir en la renovación de la Guía de Alimentos de Canadá son variadas. Por ejemplo, en 2018, el Consejo Canadiense de la Carne envió una carta al ministro de salud del gobierno solicitando que la guía incluyera una recomendación de comer carne roja todos los días. Los Productores Lácteos de Canadá también enviaron una carta al ministro de salud solicitando que la guía incluya una recomendación de consumir productos lácteos todos los días. Además, varios grupos industriales se han reunido con funcionarios gubernamentales para discutir la guía y ejercer presión para lograr cambios que beneficien a sus productos.
Los esfuerzos de la industria por influir en la guía han sido recibidos con críticas por parte de defensores de la salud pública y expertos en nutrición. Argumentan que la industria está anteponiendo sus propios beneficios a la salud de los canadienses y que la guía debería basarse en evidencia científica, no en los intereses de grupos de intereses especiales.
En respuesta a las críticas, el gobierno ha dicho que está comprometido a desarrollar una guía alimentaria que se base en evidencia científica y que redunde en el mejor interés de los canadienses. El gobierno también ha dicho que considerará las aportaciones de todas las partes interesadas, incluida la industria agroalimentaria, pero que no tomará ninguna decisión que no esté respaldada por evidencia científica.
Los intentos de la industria agroalimentaria de influir en la Guía de Alimentos de Canadá son un recordatorio de la importancia de que las políticas de salud pública se basen en evidencia científica y en el mejor interés del público, en lugar de en los intereses de grupos de intereses especiales.