Según el neuroconstructivismo, el cerebro interpreta activamente la información sensorial proveniente del entorno externo, la integra con conocimientos, expectativas y emociones previas y genera una experiencia cohesiva del mundo. Estos constructos pueden moldear la forma en que percibimos los colores, formamos recuerdos, tomamos decisiones e interactuamos con los demás. Aunque las palomas y los humanos procesan y experimentan su entorno de manera diferente, puede haber principios fundamentales subyacentes al procesamiento de la información sensorial que permiten a las especies navegar en su entorno de manera efectiva. Sin embargo, necesitamos más investigaciones para comprender completamente hasta qué punto nuestra experiencia perceptiva difiere de la de las palomas y otros organismos.