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Reemplazar los combustibles contaminantes para cocinar con combustibles limpios puede salvar vidas y reducir nuestro impacto en el medio ambiente. Un grupo de investigadores del IIASA muestra cómo la recuperación de la pandemia y las políticas de mitigación climática podrían afectar el acceso a combustibles limpios.
Cocinar es una parte fundamental de la vida. Sin embargo, casi tres mil millones de personas todavía cocinan quemando leña o carbón en fogatas abiertas y estufas llenas de humo. Estos combustibles contaminantes causan enfermedades respiratorias, problemas cardíacos e incluso la muerte. La Organización Mundial de la Salud estima que la contaminación del aire interior causa más de cuatro millones de muertes prematuras cada año; el 50 % de las muertes por neumonía se dan entre niños menores de cinco años.
Además, la quema residencial de combustibles sólidos representa aproximadamente la mitad de las emisiones globales de carbono negro y una gigatonelada de dióxido de carbono por año, aproximadamente el 2 % de las emisiones globales.
La respuesta son los combustibles "limpios" para cocinar, como el gas licuado de petróleo, la electricidad y el gas de cañería, que cuando se usan en estufas modernas generan poca o ninguna contaminación en el hogar.
Sin embargo, incluso antes de la pandemia de COVID-19, los esfuerzos para proporcionar estufas y combustibles limpios estaban rezagados. Un informe reciente afirma que este lento progreso le está costando al mundo más de 2 billones de dólares cada año debido a impactos en la salud, pérdidas de productividad y degradación ambiental. Además, investigaciones recientes sugieren que la contaminación del aire puede aumentar la probabilidad de muerte por COVID-19.
Ahora, la evidencia emergente sugiere que las consecuencias económicas de la pandemia podrían representar un nuevo revés para los esfuerzos por alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para "garantizar el acceso a energía asequible, confiable, sostenible y moderna para todos" para 2030.
La tensión financiera que siguió a la pandemia de COVID-19 significa que las personas no pueden pagar combustibles limpios y deben volver a usar madera o carbón. Además, las políticas ambiciosas de mitigación climática podrían causar aumentos en el precio del combustible, a menos que tengamos políticas adicionales para garantizar el acceso a la energía y el alivio de la pobreza.
La nueva investigación, publicada en Nature Energy , examina diferentes escenarios de cambio socioeconómico y demográfico, política de mitigación climática y una lenta recuperación económica de la pandemia de COVID-19.
El estudio encuentra que, en todos los escenarios, es posible que el acceso universal no se logre ni siquiera en 2050. Los autores afirman que esto podría obstaculizar el progreso en otros ODS, incluidos los de salud, género, desigualdad, clima y tierra.
"Nuestro estudio sugiere que una recesión prolongada después de la pandemia que supone un período de recuperación de veinte años podría dejar a 470 millones de personas adicionales sin poder pagar los servicios de cocina limpia en 2030. Esto es relativo a un escenario de crecimiento económico lento, pero que supone que no shock pandémico", dice el autor principal del estudio y líder del Grupo de Investigación de Soluciones Sociales e Institucionales Transformadoras, Shonali Pachauri. "También muestra que una mitigación climática ambiciosa debe ir acompañada de políticas de apoyo adicionales, como subsidios específicos, para evitar que 200 millones de personas adicionales no puedan hacer la transición a una cocina limpia en 2030".
Those most at risk of not being able to afford to transition to clean cooking are low-income households in sub-Saharan Africa, developing Asia, and Latin America and the Caribbean, says study co-author Miguel Poblete-Cazenave, a researcher in the IIASA Transformative Institutional and Social Solutions Research Group.
Despite a rising population share with clean cooking access, the number of cooking poor remains stagnant.
"Our findings underline the urgency for immediate acceleration in efforts to make clean cooking accessible and affordable for all," concludes Pachauri.