Una característica abiótica es un componente no viviente del ecosistema que afecta la forma en que florecen los seres vivos. Los biomas acuáticos incluyen el océano, lagos, ríos, arroyos y estanques. Cualquier cuerpo de agua que alberga vida es un bioma acuático. Los biomas acuosos albergan muchas características abióticas, pero dependen especialmente de cinco de esas características.
Luz solar
La luz solar es vital para la fotosíntesis, que forma la base de la mayoría de las cadenas alimenticias en los biomas acuáticos. En aguas poco profundas, la cantidad de luz solar disponible depende en gran medida de factores cambiantes, como la estación, la capa de nubes y la geografía local. Sin embargo, en las aguas profundas del océano y en algunos lagos, la luz solar solo penetra una fracción del camino hasta el fondo, dejando enormes abismos de agua en completa oscuridad. La mayor parte del océano no recibe luz solar en absoluto. La vida a estas profundidades depende en gran medida de restos de hundimiento de ecosistemas menos profundos.
Temperatura
En pequeños cuerpos de agua, la temperatura puede fluctuar mucho entre el día y la noche, y por temporada. Los organismos deben estar preparados para enfrentar estas fluctuaciones o desaparecer. En grandes lagos y océanos profundos, la temperatura es función de la profundidad. A medida que la luz del sol disminuye con la profundidad, el agua se vuelve más fría y la temperatura menos dependiente de las condiciones de la superficie. En lo profundo del océano, la temperatura desciende a casi cero y permanece increíblemente estable. Una excepción son las pequeñas "islas" de agua sobrecalentada proporcionadas por los respiraderos volcánicos en el fondo del océano, que desarrollan sus propios ecosistemas altamente especializados.
Composición Química
Los dos productos químicos más importantes que se disuelven en el agua hay oxígeno y dióxido de carbono. Se requiere oxígeno para mantener a los animales y algunas formas de algas, mientras que el dióxido de carbono es necesario para mantener la vida de las plantas. Si se elimina el equilibrio entre estos dos productos químicos, el resultado puede ser una extinción masiva de la vida vegetal o animal. La composición química del agua también se ve afectada por las condiciones del suelo local y la escorrentía de las actividades humanas. Un ligero aumento en los niveles de algunos químicos puede ser extremadamente dañino para la vida acuática.
Terreno
Ecosistemas muy diferentes han evolucionado para aprovechar el terreno submarino. Un río lento con un fondo fangoso albergará una población de peces completamente diferente que una corriente que fluye rápido y claro sobre las rocas. El océano alberga diversas poblaciones que dependen de los arrecifes de coral, las costas arenosas, las montañas rocosas o la extensión del océano abierto. A menudo, una especie dependerá de más de un terreno en su ciclo de vida, aunque algunos son especialistas que no pueden sobrevivir fuera de un estrecho rango de terrenos.
Perturbación del agua
La perturbación del agua puede tomar la forma de olas, corrientes o el movimiento de los ríos. La cantidad de perturbación que sufre un cuerpo de agua determina la cantidad de oxígeno y dióxido de carbono que se disuelve de la atmósfera, la estratificación de la temperatura desde la superficie a mayores profundidades y los efectos de los productos químicos presentes en el agua. Un lago inmóvil tendrá un conjunto de estratos de temperatura más angostos y definidos de forma más rígida que un océano batido por las olas, mientras que los requisitos de la vida en un río de flujo rápido difieren de ambos.