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El cambio climático está ganando protagonismo como una prioridad política y pública. Pero muchos planes de acción climática ambiciosos prevén el uso de tecnologías de ingeniería climática cuyos riesgos no se comprenden suficientemente. En una nueva publicación, investigadores del Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad en Potsdam, Alemania, describir cómo las prácticas de modelado en evolución tienden hacia las proyecciones del "mejor caso". Advierten que las expectativas demasiado optimistas de la ingeniería climática pueden reforzar la inercia con la que la industria y la política han abordado la descarbonización. Para prevenir esta tendencia, recomiendan más aportaciones de las partes interesadas y una comunicación más clara de las premisas y limitaciones de los resultados del modelo.
El enfoque del documento radica en los modelos que sustentan los informes de evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el primer puerto de escala para mapear combinaciones de tecnologías, vías alternativas de implementación, e impactos climáticos. Los autores muestran cómo el modelado de tecnologías de gestión de la radiación solar y eliminación de dióxido de carbono tiende a proyecciones del "mejor de los casos". Según su análisis, las promesas mal fundamentadas entregadas por estas proyecciones influyen en la investigación, política, y la planificación de la industria a corto plazo y es posible que ya estén afianzando las infraestructuras de carbono. En el caso de ciertos tipos de eliminación de dióxido de carbono, por ejemplo, la perspectiva de una futura captura de carbono a veces se considera erróneamente como un sustituto de la mitigación actual.
Los modelos climáticos no son neutrales
Los investigadores describen formas en las que se puede prevenir esta tendencia. Proponen mecanismos para aumentar la participación de las partes interesadas y fortalecer el realismo político en la modelización. "La descripción del modelaje como explorativo, Las asignaciones técnicamente enfocadas para respaldar la toma de decisiones son simplistas. Los modeladores deben elegir parámetros y escenarios de diseño. Sus elecciones no pueden ser 'neutrales':los escenarios reflejan juicios ocultos y crean puntos de referencia para una conversación posterior, ya sea en evaluación, o en tecnología y desarrollo de políticas, "dice el coautor Sean Low. Por ese motivo, debe haber más transparencia sobre las formas en que se construyen los modelos, percibido, y aplicado. Esfuerzos para expandir los "controles de la realidad" de modelado con expertos en tecnología, Ciencias Sociales, y una amplia gama de usuarios son un primer paso pragmático.
Pasar por alto la letra pequeña puede generar grandes problemas
La comunidad científica también debe desconfiar del uso selectivo de proyecciones. Las proyecciones ofrecen esquemas estilizados, optimizado y engañosamente simple. Al abstraerse de posibles fallas técnicas y políticas desordenadas, pueden crear una falsa sensación de certeza con respecto a la viabilidad de un curso de acción en particular. Pero sería incorrecto usarlos como alternativas a los planes de acción climática o manuales de instrucciones existentes. Dado que las proyecciones de modelos solo pueden ofrecer descripciones parciales del riesgo sistémico, Es problemático si los intereses políticos y de la industria cooptan una versión estilizada para las agendas preexistentes y pasan por alto la letra pequeña de los modelos.
Mucho trabajo de gobernanza por delante
Los autores enfatizan la necesidad de medidas de seguridad en las políticas:"En la gobernanza climática, el diablo está realmente en los detalles. La inercia de la economía del carbono requiere que se realicen esfuerzos significativos para evitar que los intereses particulares y de corto plazo socaven la integridad de las políticas". "dice el coautor Matthias Honegger. Además de un modelado más transparente, Se necesita mucho trabajo de gobernanza y desarrollo de políticas para garantizar que las tecnologías de gestión de la radiación solar y eliminación de dióxido de carbono desempeñen un papel constructivo en la política climática futura.