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    La deforestación en África tropical no es tan mala como se pensaba

    La planta permanece, conservados en sedimentos de lagos como en la República del Congo ayudan a brindar información precisa sobre la deforestación. Crédito:Carla Staver

    La deforestación tiene efectos masivos sobre la biosfera. Contribuye a las emisiones de carbono, cambios en los ciclos del agua y pérdida de biodiversidad. La principal causa de la deforestación es la conversión de tierras boscosas en tierras agrícolas.

    Los bosques tropicales albergan una diversidad excepcional de flora y fauna, y representan una de las mayores reservas de carbono terrestre. Esto significa que la deforestación tropical puede liberar una gran cantidad de carbono a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático. Como resultado, la deforestación tropical ha sido monitoreada de cerca durante las últimas décadas. La forma más común de hacerlo ha sido mediante el uso de imágenes de satélite.

    Los resultados mostraron que la deforestación estaba arrasando en todas las áreas tropicales durante la década de 1980, pero comenzó a reducirse en las décadas de 1990 y 2000. excepto en Asia tropical.

    Algunos estudios incluso han sugerido que durante el siglo pasado (desde 1900) África perdió el 55% de sus bosques tropicales, Asia 35% y Amazonia 11%.

    Pero estas cifras no se calcularon a partir de una línea de base de la extensión del bosque en 1900. Más bien, se calcularon utilizando los resultados de modelos alimentados con datos climáticos actuales. Esto significa que no son muy precisos.

    En un estudio reciente, mostramos que la pérdida de bosques en África tropical durante el siglo pasado es mucho menos grave de lo que se había estimado anteriormente. Nuestro análisis muestra que los bosques tienen, de media, reducido en un 21,7%.

    Pero la deforestación no ha sido homogénea. Algunas áreas se han visto mucho más afectadas que otras:por ejemplo, los bosques de África occidental y oriental se han reducido entre un 80% y un 90%.

    Y, en un resultado particularmente sorprendente, Descubrimos que en algunas áreas de África Central, los bosques han invadido las sabanas, resultando en una expansión neta del bosque, aunque todavía no sabemos cuáles son las causas.

    Los resultados de nuestro estudio representan una buena noticia porque las tasas de deforestación no son tan malas como se pensaba anteriormente. Esto también tiene importantes implicaciones para los esfuerzos de conservación tanto en bosques como en sabanas.

    Derribar viejas suposiciones

    Identificar las áreas que han sido deforestadas es muy importante porque puede servir como base para las estrategias de mitigación de carbono y la planificación de la conservación. Por ejemplo, plantar árboles ayuda a atrapar el carbono de la atmósfera y puede ayudar a combatir el cambio climático en curso. Pero los árboles deben plantarse en áreas deforestadas, no en lugares que han sido sabanas durante mucho tiempo.

    En África, grandes áreas de sabanas están siendo elegidas para plantar árboles porque fueron identificadas como áreas deforestadas. Pero los ecologistas, ahora respaldados por nuestra investigación, advierten que este puede no ser el caso.

    Se está desarrollando un nuevo cuerpo de literatura en torno a la idea de que las perturbaciones naturales juegan un papel importante en la determinación de la vegetación natural, y muestra que estudios anteriores etiquetaron incorrectamente las sabanas antiguas como regiones recientemente deforestadas. Estos estudios anteriores sugirieron que los bosques estaban más extendidos en África en el pasado, lo que explica las altas tasas de deforestación anteriores.

    Nuestra investigación pinta una imagen diferente y muestra que estos análisis previos han sido incorrectos.

    Nuevo modelado espacial

    Nuestras conclusiones son diferentes porque nos apoyamos en dos fuentes de información que nos permitieron llegar a un relato mucho más preciso:

    • indicadores paleoambientales, como restos de plantas, conservados en sedimentos o suelos lacustres, reconstruir la vegetación pasada; y
    • relatos y mapas históricos.

    El uso de indicadores paleoambientales fue un verdadero desafío. Esto se debió a que los paleodatos son relativamente raros en África, especialmente en África Occidental y la Cuenca del Congo y particularmente en la República Democrática del Congo. Esto se debe a la escasez de archivos sedimentarios, ya veces para acceder a los temas de los sitios de estudio debido a la inestabilidad política.

    Para abordar este problema de escasez, también incluimos información de mapas y documentos históricos que datan de alrededor de 1900. Estos a veces incluyen una descripción de la vegetación. Por ejemplo, utilizamos el mapa de "la gran región forestal" que Henry M. Stanley diseñó durante la expedición de socorro de Emin Pacha (1886-1889).

    Combinando estas fuentes de datos y utilizando un modelo estadístico, pudimos modelar espacialmente la extensión del bosque en 1900 y en 2000, y proporcionar tasas de deforestación actualizadas. Estimamos que los bosques no estaban tan extendidos como se pensaba anteriormente en África tropical, resultando en menores tasas de deforestación. Encontramos que los bosques tropicales han disminuido en un 21,7%, una cifra sustancialmente menor que el 55% citado anteriormente.

    A diferencia de, al observar las estimaciones locales de deforestación en África occidental y oriental, Nuestras estimaciones muestran una desaparición casi completa de los bosques. Estimamos tasas de deforestación del 80% y 90% para África Occidental y África Oriental, respectivamente.

    Por otra parte, Los bosques centroafricanos se han expandido un 1,4% a expensas de las sabanas. Una vez más, este patrón no fue homogéneo:algunas áreas de la República del Congo, la República Democrática del Congo y Uganda han sido deforestadas, mientras que se han forestado zonas de la República Centroafricana y Gabón.

    Trascendencia

    Esta primera reconstrucción basada en datos de las distribuciones históricas de bosques y sabanas a escala continental tiene fuertes implicaciones para la conservación de sabanas y bosques, ya que desafía algunas políticas que se están aplicando actualmente.

    Por ejemplo, Hay un esfuerzo global para aumentar la cantidad de árboles que pueden atrapar carbono. Pero ahora que existe una línea de base histórica, Es urgente concentrar los esfuerzos en áreas que han sido realmente deforestadas y no en áreas que durante mucho tiempo han sido sabanas. En efecto, plantar árboles forestales en las sabanas puede resultar en una disminución de la biodiversidad y la pérdida de ecosistemas únicos.

    Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Lea el artículo original.




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