Cumbre COP23, 8 de noviembre 2017. Crédito:Patrik Stollarz / AFP
La COP23 tuvo lugar en Bonn, Alemania, del 6 al 17 de noviembre. Los participantes en estas conferencias climáticas anuales están motivados por la idea de que pueden controlar el aumento global de las temperaturas con recursos y fuerza de voluntad. La reciente propuesta de Pacto Mundial por el Medio Ambiente también se basa en esta premisa.
La misma creencia en el control se aplica de manera más general a los flujos generados en todas las áreas de la actividad humana:dado que son creados por el hombre, asumimos que simplemente podemos detenernos, desenchufe la máquina, por así decirlo, y cesarán los flujos. Numerosos sistemas (relacionados con residuos, datos, capital, y poblaciones) se basan en esta idea.
Pero es una ilusión. Partes interesadas, es decir, estados, empresas e individuos - están cada vez más abrumados por los flujos que ellos mismos desencadenan.
Cambio climático
Los gases de efecto invernadero son un ejemplo perfecto de esta pérdida de control:una vez liberados a la atmósfera, están más allá del alcance de los humanos, ya que se acumulan y se mueven libremente por encima de nosotros.
Las partes interesadas en las negociaciones sobre el clima, como las COP, se esfuerzan por esperar el período (prolongado) durante el cual los gases existentes se disiparán y por reducir las emisiones actuales y futuras.
Pero si bien el segundo punto puede parecer depender únicamente de la voluntad de los negociadores, de hecho, es altamente condicional, ya que no es suficiente para un país, empresa o persona para reducir drásticamente las emisiones. Todos debemos actuar si queremos lograr el efecto deseado en todo el mundo.
La posibilidad de un escenario más allá del control humano nos impulsa a postular la existencia de "flujos incontrolados totales" y establecer una teoría de su [gobernanza].
Cuando se aplica al cambio climático, esta perspectiva requiere una nueva plataforma para la discusión y la negociación global, basado en el supuesto de una pérdida de control.
Una nueva forma de debatir
Los esfuerzos actuales en las negociaciones climáticas se concentran en políticas públicas y medidas cívicas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estas medidas tienen como objetivo llevar el calentamiento global por debajo del umbral de 1,5 ° C, con un límite máximo de 2 ° C establecido para 2030. La idea es utilizar el tiempo intermedio para ayudar a las áreas en peligro (amenazadas por el aumento del nivel del mar, por ejemplo) adaptarse al problema.
Dada la posibilidad de un escenario más allá del control humano, Debería emprenderse una segunda ronda importante de discusiones y negociaciones dentro de las COP.
Estas conversaciones se centrarían en la siguiente pregunta:¿cómo podemos prepararnos para escenarios en los que los flujos globales de gases de efecto invernadero alcancen niveles incontrolables (es decir, más altos de lo previsto actualmente)? Dentro de estas discusiones, No habría ninguna pretensión de que se puedan contener las causas o los efectos del fenómeno. En lugar de, su naturaleza total e incontrolable se enfrentaría de frente.
Una utopía necesaria
Aquí hay tres de las diversas razones que explican por qué este enfoque sería valioso.
Esos escenarios dramáticos pueden parecer utópicos, pero deben examinarse ahora para que todas las partes interesadas asuman sus responsabilidades.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Lea el artículo original.