1. Presión:
* Presión litostática: El peso de las capas de rocas suprayacentes crea una inmensa presión sobre las rocas en las profundidades de la tierra. Esta presión aumenta con la profundidad.
* Presión hidrostática: La presión ejercida por los fluidos (como el magma o el agua) dentro de la corteza terrestre y el manto. Esta presión puede ser significativa, especialmente en áreas donde los fluidos están atrapados.
2. Temperatura:
* Gradiente geotérmico: La temperatura de la Tierra aumenta con la profundidad, creando un gradiente geotérmico. Este calor proviene del núcleo de la Tierra y la descomposición de los elementos radiactivos.
* Melting: A profundidades y temperaturas suficientes, las rocas pueden derretirse parcialmente, creando magma. Esta roca fundida puede levantarse y erupcionar en la superficie, formando volcanes.
3. Estrés:
* Estrés de compresión: Esto ocurre cuando las rocas se juntan, lo que hace que se acorten y se espesen. Puede provocar plegamiento y fallas.
* Estrés tensional: Esto ocurre cuando las rocas se separan, lo que hace que se alarguen y se adelgazen. Puede conducir a la formación de valles de grietas.
* Estrés cortante: Esto ocurre cuando las rocas se empujan entre sí en direcciones opuestas. Puede conducir a fallas y terremotos.
4. Gravedad:
*** La gravedad tira de rocas hacia abajo, contribuyendo a la formación de montañas y cuencas oceánicas.
* La gravedad juega un papel clave en el movimiento de las placas tectónicas.
5. Reacciones químicas:
* metamorfismo: El calor, la presión y los fluidos en las profundidades de la tierra pueden hacer que las rocas experimenten cambios químicos, transformando su composición mineral y textura.
* Generación de magma: Las reacciones químicas dentro del manto pueden conducir a la formación de magma.
6. Radioactividad:
* Decadencia radiactiva: La descomposición de los elementos radiactivos dentro de la Tierra libera calor, contribuyendo a la temperatura interna de la Tierra y a la formación de magma.
7. Fuerzas tectónicas:
* Tectónica de placas: El movimiento de las placas tectónicas de la Tierra crea estrés y tensión en las rocas, que conducen a terremotos, volcanes, construcción de montañas y la formación de cuencas oceánicas.
Estas fuerzas actúan en concierto para dar forma al interior de la Tierra, impulsar procesos geológicos y, en última instancia, influir en la superficie que vemos hoy.