Si bien hace un calor increíblemente caliente (alrededor de 2,000-3,000 grados Celsius), la inmensa presión del peso de toda la roca por encima de ella evita que los minerales se derreten. Esto crea un material sólido, pero aún muy viscoso, que puede fluir sobre escalas de tiempo geológicas.
Piense en ello como un jarabe muy, muy grueso.