Actividades humanas:
* sobrecarga: El arado excesivo y la agricultura de las grandes llanuras sin prácticas adecuadas de conservación del suelo agotaron la capa superior del suelo, dejándola vulnerable a la erosión.
* Monocultivo: La plantación del mismo costo año tras año (generalmente trigo) condujo al agotamiento del suelo, por lo que es menos resistente al viento y la sequía.
* Falta de rotación de cultivos: Los cultivos giratorios podrían haber ayudado a mantener la salud del suelo y prevenir el agotamiento.
* Desmontaje de pastos nativos: Las raíces profundas de los pastos nativos ayudaron a unir el suelo y prevenir la erosión. Sin embargo, los colonos los pisaron para dar paso a la agricultura.
Condiciones climáticas:
* sequía severa: Sequía prolongada a través de las Grandes Llanuras se secó la capa superior del suelo, haciéndola susceptible a la erosión del viento.
* Vientos fuertes: Los vientos predominantes de la región, combinados con el suelo seco y suelto, crearon tormentas de polvo masivas que podrían viajar cientos de millas.
* Falta de lluvia: Sin lluvia para unir el suelo, la capa superior del suelo se volvió cada vez más vulnerable a la erosión del viento.
La tormenta perfecta: La combinación de estos factores creó una tormenta perfecta que condujo al cuenco de polvo. La capa superficial del suelo seca y suelta, combinada con fuertes vientos, creó tormentas de polvo masivas que devastaron las grandes llanuras, convirtiendo la tierra una vez fértil en un desolado páramo.
Es importante recordar que el cuenco de polvo fue el resultado de factores naturales y humanos. Si bien la sequía desempeñó un papel importante, fueron las prácticas agrícolas insostenibles las que hicieron que la región fuera tan vulnerable a la erosión. Este trágico evento sirvió como un marcado recordatorio de la importancia de la gestión sostenible de la tierra y las devastadoras consecuencias de ignorar las advertencias ambientales.