Si bien es cierto que una gran nube de gas, conocida como A nuée ardente , fue responsable de la muerte de casi 30,000 personas en 1902, es importante tener en cuenta que esta nube era no solo gas . Era una mezcla de gas caliente, ceniza y fragmentos de roca, moviéndose a altas velocidades y alcanzando temperaturas de más de 1,000 grados Celsius.
Este evento devastador es un marcado recordatorio del poder destructivo de los volcanes y la importancia de comprender y monitorear su actividad.