La piedra caliza es una roca sedimentaria compuesta principalmente por carbonato de calcio (CaCO3). Es un material de construcción común porque es relativamente suave y fácil de tallar, y tiene una apariencia agradable. Sin embargo, la piedra caliza es susceptible a sufrir daños por la lluvia ácida.
La lluvia ácida es causada por la liberación de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera. Estos gases reaccionan con el vapor de agua de la atmósfera para formar ácido sulfúrico (H2SO4) y ácido nítrico (HNO3). Estos ácidos luego caen al suelo en forma de lluvia o nieve, donde pueden dañar edificios, plantas y animales.
La piedra caliza es particularmente vulnerable a los daños causados por la lluvia ácida porque es un mineral carbonatado. Los carbonatos reaccionan con los ácidos para formar dióxido de carbono (CO2). Este gas puede hacer que la piedra caliza se disuelva, lo que puede provocar picaduras, desconchones y otros daños.
Los problemas ambientales en Nueva York que hacen que la piedra caliza sea una mala elección para usar en el exterior de los edificios incluyen:
* Altos niveles de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno en la atmósfera: La ciudad de Nueva York alberga una gran cantidad de plantas de energía y fábricas que liberan estos gases a la atmósfera. Esto hace que la ciudad sea particularmente susceptible a la lluvia ácida.
* Lluvias frecuentes: La ciudad de Nueva York recibe un promedio de 43 pulgadas de lluvia por año. Esta lluvia frecuente puede ayudar a eliminar la capa protectora de piedra caliza que se forma en la superficie de la piedra.
* Inviernos duros: La ciudad de Nueva York experimenta inviernos duros, con temperaturas que pueden caer por debajo del punto de congelación. Esto puede hacer que la piedra caliza se congele y descongele, lo que puede provocar grietas y desconchones.
La combinación de estos factores ambientales hace que la piedra caliza sea una mala elección para usar en el exterior de los edificios de la ciudad de Nueva York.