Caída de ceniza: Durante las erupciones, el Monte Pelee puede liberar grandes cantidades de ceniza que pueden extenderse por amplias áreas. La caída de ceniza puede perturbar el transporte, las comunicaciones, la agricultura y puede plantear riesgos respiratorios y de salud para las personas y el ganado. También puede afectar los cultivos y las fuentes de agua potable, impactando a las comunidades locales.
Lahares: La combinación de ceniza volcánica con agua de lluvia o hielo y nieve derretidos puede crear corrientes de lodo mortales conocidas como lahares. Los lahares pueden fluir rápidamente por las laderas de las montañas, arrastrando escombros y rocas. Pueden causar una destrucción significativa de la infraestructura y enterrar asentamientos y tierras de cultivo enteras.
Explosiones de vapor: La cúpula de magma del Monte Pelee, formada por una lenta extrusión de lava que se acumula alrededor del cráter, es propensa a colapsar y puede provocar explosiones de vapor cuando entra en contacto con el agua. Estas explosiones de vapor pueden expulsar cenizas calientes, rocas y gas volcánico, creando una zona peligrosa cerca del cráter del volcán.
Proyectiles balísticos: Durante las erupciones explosivas, el Monte Pelee puede lanzar grandes fragmentos de roca, conocidos como bombas y bloques volcánicos. Estos proyectiles pueden ser mortales si impactan en zonas pobladas o infraestructuras críticas, causando graves daños.
Sismicidad: La actividad volcánica en Mount Pelee puede inducir actividad sísmica, incluidos terremotos, que pueden representar peligros adicionales para las comunidades y la infraestructura cercanas.
Avalanchas de escombros: Las inestables laderas del Monte Pelee son vulnerables al colapso, particularmente durante fuertes lluvias o actividad sísmica. Estas avalanchas de escombros pueden viajar a altas velocidades y causar daños y víctimas importantes.