Los sedimentos pueden clasificarse mediante procesos de movimiento masivo, como deslizamientos de tierra, flujos de escombros y avalanchas. Cuando ocurren estos procesos, las partículas más grandes y densas tienden a depositarse más cerca de la fuente del movimiento, mientras que las partículas más pequeñas y menos densas son transportadas más lejos. Esta clasificación puede dar como resultado la formación de distintas capas de sedimento, con el material más grueso en el fondo y el material más fino en la parte superior. Además, los procesos de movimiento de masas también pueden provocar la formación de elementos como diques, terrazas y canales, que pueden clasificar aún más los sedimentos.