1. Corrientes de convección :La astenosfera se caracteriza por corrientes de convección lentas pero continuas impulsadas por el calor del núcleo de la Tierra. Estas corrientes crean un efecto de "cinta transportadora", donde los materiales calientes y menos densos suben hacia la superficie y los materiales más fríos y densos se hunden. El movimiento de estas corrientes arrastra las placas tectónicas, provocando que se desplacen y se desplacen.
2. Presión y estrés :El peso de las placas tectónicas y la presión ejercida por la convección del manto generan enormes tensiones dentro de la litosfera de la Tierra, la capa exterior rígida. A medida que estas tensiones se acumulan, hacen que las placas rígidas se deformen y se rompan a lo largo de sus límites. La astenosfera, con sus propiedades plásticas, se adapta a estas deformaciones y permite que las placas se muevan.
3. Lubricación :La viscosidad relativamente baja de la astenosfera, en comparación con las placas tectónicas rígidas, actúa como un lubricante que reduce la fricción entre las placas. Esta lubricación permite que las placas se deslicen más fácilmente sobre la superficie de la astenosfera, facilitando su movimiento.
4. Manto Diapiros y Plumas :En algunas regiones, el material caliente del manto más profundo puede elevarse en forma de diapiros o penachos del manto, provocando que la litosfera suprayacente se eleve y se debilite. Estas columnas ascendentes pueden alterar los límites de las placas, provocando cambios en los patrones de movimiento de las placas e incluso la formación de nuevos límites de placas.
5. Zonas de subducción :Cuando las placas oceánicas chocan con las placas continentales, una placa generalmente se empuja debajo de la otra en un proceso llamado subducción. La placa descendente se hunde en la astenosfera, donde se recalienta y se recicla nuevamente al manto. El movimiento de la placa subductora arrastra el resto de la placa, contribuyendo a su movimiento general.
6. Empuje de cumbreras y tracción de losas :La combinación de fuerzas de empuje de crestas y fuerzas de tracción de losas genera los principales mecanismos impulsores de la tectónica de placas. El empuje de las dorsales se refiere a la fuerza creada por la generación de nueva corteza oceánica en las dorsales oceánicas, empujando las placas lejos de los centros de expansión. La tracción de la losa, por otro lado, resulta del peso de la placa oceánica en subducción que empuja el resto de la placa hacia la zona de subducción. La plasticidad de la astenosfera permite que estas fuerzas se transmitan y acomoden, permitiendo el movimiento de las placas.
En resumen, la plasticidad de la astenosfera proporciona una capa deformable que permite que las placas tectónicas se muevan en respuesta a diversas fuerzas que actúan sobre ellas. Sus propiedades viscosas permiten corrientes de convección y reducen la fricción, al mismo tiempo que se adaptan a las tensiones y deformaciones asociadas con el movimiento de las placas. Estos factores contribuyen colectivamente a la naturaleza dinámica de la tectónica de placas y dan forma a las características de la superficie de la Tierra a lo largo del tiempo geológico.