El fósforo blanco tiene una apariencia cerosa y translúcida y es muy reactivo. Tiene una estructura tetraédrica distorsionada, formada por cuatro átomos de fósforo que forman una pirámide con un átomo en la parte superior y tres en la base. Cada átomo de fósforo está unido covalentemente a los otros tres, dando como resultado una molécula de P4.
El fósforo rojo, por el contrario, tiene un color marrón rojizo y es mucho menos reactivo en comparación con el fósforo blanco. Tiene una estructura amorfa, lo que significa que carece de una disposición regular y bien definida de los átomos. La estructura molecular del fósforo rojo es compleja y puede variar según las condiciones en las que se forma. Generalmente consta de cadenas o capas interconectadas de átomos de fósforo con diversos grados de desorden y longitudes variables de enlaces P-P.
En resumen, el fósforo blanco tiene una estructura tetraédrica distorsionada (molécula P4), mientras que el fósforo rojo tiene una estructura amorfa con disposiciones moleculares variables y complejas.