Las personas que viven en desiertos alimentarios tienen más probabilidades de comer alimentos poco saludables, como alimentos procesados y comida rápida. Esto se debe a que estos alimentos suelen ser más baratos y accesibles que los alimentos saludables. Las dietas poco saludables pueden provocar una serie de problemas de salud, como obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.
Los desiertos alimentarios son un grave problema de salud pública. Pueden dificultar que las personas coman sano y se mantengan saludables. Hay varias cosas que se pueden hacer para abordar los desiertos alimentarios, como aumentar el acceso a tiendas de comestibles y supermercados, ofrecer opciones de transporte asequibles y fomentar la venta de alimentos saludables en tiendas de conveniencia.