Abundantes fuentes de alimentos:el Golfo de Maine es conocido por su alta productividad y su diversa vida marina. Las ballenas francas se alimentan principalmente de zooplancton, en particular de copépodos, que abundan en las aguas del Golfo. Al permanecer en esta zona, las ballenas francas pueden aprovechar las ricas zonas de alimentación y reponer sus reservas de energía.
Zonas de parto y cría:El Golfo de Maine proporciona un hábitat adecuado para el parto y la crianza de terneros jóvenes. Las ballenas francas dan a luz durante los meses de invierno y las tranquilas y protegidas aguas del Golfo ofrecen protección tanto a las madres como a las crías. Las aguas poco profundas y productivas también proporcionan un entorno ideal para que los terneros aprendan a alimentarse y crecer.
Distribución cambiante de presas:el cambio climático y otros factores ambientales están afectando la distribución y abundancia del zooplancton en el Atlántico norte. Algunos estudios sugieren que las ballenas francas están siguiendo el cambio de su base de presas hacia el Golfo de Maine, donde las poblaciones de zooplancton pueden ser más estables y abundantes.
Cambios en los patrones de migración:Las rutas migratorias tradicionales de las ballenas francas pueden verse influenciadas por varios factores, incluidos los cambios en las corrientes oceánicas, la disponibilidad de presas y las actividades humanas. Al permanecer en el Golfo de Maine, las ballenas francas pueden estar adaptando sus patrones migratorios para responder a estos cambios.
Sin embargo, es importante señalar que las razones detrás de la presencia extendida de ballenas francas en el Golfo de Maine son complejas y aún se están investigando. Los científicos están monitoreando de cerca los movimientos y el comportamiento de las ballenas francas para comprender mejor sus patrones cambiantes y cómo pueden estar relacionados con factores ambientales.