La erosión en cascada es un proceso complejo influenciado por varios factores como el volumen y la velocidad del agua, el tipo de roca, la presencia de sedimentos y escombros y las condiciones geológicas circundantes. Simplemente cerrar una cascada no aislaría ni magnificaría los efectos de la erosión hídrica, ya que otros procesos naturales continuarían dando forma al paisaje.
Además, el estudio de las cascadas activas proporciona información valiosa sobre los procesos de erosión que no pueden replicarse deteniendo artificialmente el flujo de agua. Los científicos e investigadores pueden monitorear los cambios en el paisaje circundante a lo largo del tiempo, observar los patrones de transporte y deposición de sedimentos y analizar las interacciones entre el agua, las rocas y otros factores ambientales.
Por lo tanto, cerrar las cataratas del Niágara o cualquier otra cascada no es un método viable para obtener información sobre cómo las cascadas tallan cañones. Los investigadores se basan en observaciones a largo plazo, estudios de campo y técnicas de modelado para comprender los mecanismos y las tasas de erosión en cascada en entornos naturales.