* No se descomponen fácilmente: Los CFC son moléculas muy estables, lo que significa que no reaccionan fácilmente con otras sustancias en la atmósfera inferior. Resisten la descomposición por la luz solar, el agua u otros componentes atmosféricos.
* No son solubles en agua: A diferencia de muchos otros contaminantes, los CFC no se disuelven en las gotas de agua, por lo que no se los eliminan de la atmósfera por la lluvia.
* Son más ligeros que el aire: Los CFC son menos densos que el aire, lo que significa que tienden a subir a la atmósfera superior.
Sin embargo, su estabilidad es lo que los hace dañinos en la estratosfera:
* Radiación ultravioleta: Cuando los CFC alcanzan la estratosfera, están expuestos a altos niveles de radiación ultravioleta (UV) del sol. Esta radiación descompone las moléculas CFC, liberando átomos de cloro.
* destrucción del ozono: Estos átomos de cloro actúan como catalizadores en una reacción en cadena que destruye las moléculas de ozono, que son esenciales para proteger la vida en la Tierra de la radiación dañina de los rayos UV.
Entonces, mientras que los CFC son relativamente inofensivos en la atmósfera inferior, su estabilidad les permite migrar a la estratosfera, donde causan daños significativos en la capa de ozono.