El hielo seco (dióxido de carbono sólido) es un gran ejemplo de una sustancia que sufre sublimación. Esto ocurre porque la presión de vapor del hielo seco a presión atmosférica es mayor que la presión del entorno circundante. Como resultado, las moléculas de CO2 en la superficie del hielo seco tienen suficiente energía para liberarse del estado sólido y la transición directamente a la fase gaseosa.