1. Conductividad eléctrica: El agua es un buen conductor de electricidad, mientras que el petróleo es un excelente aislante. Los semiconductores son muy sensibles a la electricidad estática y pueden dañarse por cargas eléctricas. El uso de agua permitiría vías de descarga eléctrica, dañando potencialmente el semiconductor.
2. Tensión superficial: El agua tiene una alta tensión superficial, que puede crear humectaciones desiguales e introducir impurezas en la superficie semiconductora. Esto puede conducir a defectos y problemas de rendimiento en el dispositivo semiconductor. Los aceites, por otro lado, tienen una tensión superficial más baja, lo que resulta en más humectación y menos contaminación.
3. Reactividad química: El agua puede reaccionar químicamente con algunos materiales utilizados en la fabricación de semiconductores, como óxidos metálicos y ciertos polímeros. Esto puede conducir a la corrosión, la degradación y, en última instancia, la falla del dispositivo. Los aceites son generalmente menos reactivos y más inerte.
4. Secado: El agua se evapora rápidamente, dejando residuos que pueden dañar el semiconductor. Los aceites tienden a evaporar más lentamente, reduciendo el riesgo de contaminación.
5. Propiedades ópticas: El agua es transparente a la luz visible, mientras que el aceite puede tener índices de refracción específicos dependiendo de su tipo. Esto puede ser útil en la microscopía o las técnicas de caracterización óptica, donde el aceite ayuda a mejorar la claridad de la imagen.
En resumen, el uso de agua en lugar de aceite exponer al semiconductor a una serie de riesgos que pueden provocar daños, defectos y, en última instancia, un dispositivo no funcional. El aceite proporciona un entorno mucho más seguro y confiable para manejar muestras de semiconductores sensibles.