1. Deslizamiento:Algunos esporozoos exhiben un movimiento de deslizamiento, que es un movimiento de arrastre lento y continuo sobre superficies sólidas. Este movimiento se ve facilitado por estructuras superficiales especializadas o por extensiones citoplasmáticas llamadas pseudópodos. Por ejemplo, las gregarinas, que son esporozoos parásitos, utilizan el deslizamiento para moverse sobre el revestimiento intestinal de sus huéspedes.
2. Movimiento ameboide:ciertos esporozoos, particularmente durante sus primeras etapas de desarrollo, pueden moverse de forma ameboide. El movimiento ameboide implica la formación de extensiones citoplasmáticas temporales conocidas como pseudópodos. Estos pseudópodos ayudan al organismo a moverse cambiando de forma y extendiéndose en diferentes direcciones. Este tipo de movimiento se observa comúnmente en la clase de esporozoos Mixosporea.
3. Movimiento flagelar:algunos esporozoos, especialmente en sus etapas móviles, poseen uno o más flagelos. Los flagelos son estructuras en forma de látigo que permiten al organismo moverse a través de ambientes líquidos. El movimiento flagelar se observa comúnmente en las células reproductoras (gametos) de los esporozoos. Por ejemplo, los gametos masculinos (microgametos) de Plasmodium, el agente causante de la malaria, son flagelados y nadan en la sangre del huésped hasta llegar a los gametos femeninos (macrogametos).
4. Esporulación y dispersión:la esporulación es una característica única de los esporozoos. Durante la esporulación, el organismo sufre múltiples rondas de división celular, lo que da como resultado la formación de numerosas esporas. Estas esporas suelen estar equipadas con estructuras especializadas que ayudan en su dispersión. Por ejemplo, las esporas de esporozoos coccidios, como Eimeria, poseen una capa protectora exterior que les permite sobrevivir en condiciones duras y transmitirse entre huéspedes mediante la ingestión.
Vale la pena señalar que no todas las especies de esporozoos exhiben movimiento o motilidad. Algunos, como los parásitos intracelulares que causan la malaria (Plasmodium) o la toxoplasmosis (Toxoplasma gondii), carecen de estructuras especializadas para el movimiento y dependen de las células de sus huéspedes para su transporte y replicación.