El óxido de calcio se clasifica como un compuesto iónico. Se forma cuando el calcio, que es un metal, pierde electrones ante el oxígeno, que es un no metal. El compuesto resultante está compuesto de iones de calcio cargados positivamente (Ca2+) e iones de óxido cargados negativamente (O2-). Estos iones se mantienen unidos por fuertes fuerzas electrostáticas, lo que da como resultado el enlace iónico. La naturaleza iónica del óxido de calcio se ve respaldada aún más por sus propiedades como su alto punto de fusión, su fragilidad y su capacidad para conducir electricidad cuando se disuelve en agua o se derrite.