1. Compartir electrones: En una molécula de amoníaco, el átomo de nitrógeno tiene cinco electrones de valencia y cada átomo de hidrógeno tiene un electrón de valencia. Para lograr una configuración electrónica estable, el átomo de nitrógeno comparte sus electrones de valencia con los tres átomos de hidrógeno, y cada átomo de hidrógeno comparte su electrón de valencia con el átomo de nitrógeno. Este intercambio de electrones da como resultado la formación de tres enlaces covalentes entre los átomos de nitrógeno e hidrógeno.
2. Octeto incompleto: El nitrógeno tiene cinco electrones de valencia y necesita tres electrones más para completar su octeto (ocho electrones en el nivel de energía más externo). Al compartir electrones con los tres átomos de hidrógeno, el nitrógeno alcanza un octeto completo y se vuelve más estable.
3. Unión no metálica: Tanto el nitrógeno como el hidrógeno son elementos no metálicos. Los no metales tienden a compartir electrones en lugar de transferirlos, lo que hace que el enlace covalente sea el mecanismo preferido para lograr estabilidad.
4. Diferencia de electronegatividad: La diferencia de electronegatividad entre el nitrógeno y el hidrógeno es relativamente pequeña. La electronegatividad mide la capacidad de un átomo para atraer electrones. Dado que el nitrógeno y el hidrógeno tienen electronegatividades similares, los electrones se comparten de manera relativamente equitativa entre ellos, lo que da como resultado un enlace covalente.
A diferencia de los compuestos iónicos, donde los electrones se transfieren de un átomo a otro, el amoníaco presenta enlaces covalentes donde los electrones se comparten entre átomos para lograr una configuración electrónica estable. Esta característica de compartir electrones es lo que hace que el amoníaco sea un compuesto covalente.