1. Mayor tamaño y complejidad: La multicelularidad permite a los organismos crecer mucho más y más complejos que sus homólogos de una sola célula. Esto abre un mundo completamente nuevo de posibilidades para los organismos, lo que les permite desarrollar tejidos, órganos y sistemas de órganos especializados.
2. Aumento de la especialización: Las diferentes células en un organismo multicelular pueden especializarse en diferentes funciones. Esta división del trabajo hace que el organismo sea más eficiente y le permite realizar tareas complejas que serían imposibles para una sola celda. Por ejemplo, las células musculares se especializan en movimiento, las células nerviosas se especializan en comunicación y las células digestivas se especializan en descomponer los alimentos.
3. Mayor adaptabilidad: La capacidad de especializar y desarrollar estructuras complejas proporciona a los organismos multicelulares una ventaja significativa en la adaptación a diferentes entornos. Esto ha permitido que la vida multicelular se diversifique y llene una amplia gama de nichos ecológicos.