Hay una serie de evidencias que apoyan la idea de que Calisto es un cuerpo diferenciado. En primer lugar, Calisto tiene una densidad relativamente baja en comparación con otras lunas heladas del sistema solar exterior. Esto sugiere que Calisto contiene una cantidad significativa de hielo, que es menos denso que la roca. En segundo lugar, la superficie de Calisto está cubierta por una capa de hielo de hasta 100 kilómetros de espesor. Se cree que esta capa de hielo se formó como resultado del proceso de diferenciación. En tercer lugar, Calisto tiene un campo magnético generado por el movimiento del metal líquido en el núcleo de la luna. Esto sugiere que Calisto tiene un núcleo líquido, lo que es otro indicio de diferenciación.
Se cree que la diferenciación de Calisto ocurrió poco después de la formación de la luna. A medida que Calisto se calentaba debido a la desintegración radiactiva y la compresión gravitacional, los materiales más densos de la luna comenzaron a hundirse hacia el centro, mientras que los materiales menos densos subieron a la superficie. Este proceso finalmente condujo a la formación de las distintas capas de Calisto.
La diferenciación de Calisto ha tenido un impacto significativo en la evolución de la luna. La capa de hielo sobre la superficie de Calisto ha actuado como aislante, impidiendo que la luna pierda demasiado calor. Esto ha permitido a Calisto retener un núcleo líquido, que se cree que es responsable del campo magnético de la luna. La diferenciación de Calisto también ha provocado la formación de numerosas grietas y fallas en la superficie lunar. Se cree que estas grietas y fallas son el resultado del movimiento del hielo y las rocas durante el proceso de diferenciación.
La diferenciación de Calisto es un proceso complejo que aún no se comprende del todo. Sin embargo, la evidencia sugiere que Calisto es un cuerpo diferenciado que ha sufrido una cantidad significativa de actividad geológica a lo largo de su historia.