La molécula de clorofila está compuesta por una estructura de anillo de porfirina con un ion magnesio en su centro. El anillo de porfirina está formado por cuatro anillos de pirrol unidos por puentes de metino. El ion magnesio es esencial para la absorción de la energía luminosa.
La clorofila se encuentra en los cloroplastos de las células vegetales. Los cloroplastos son pequeños orgánulos que se encargan de la fotosíntesis. Contienen una pila de membranas llamadas tilacoides, que es donde se encuentran las moléculas de clorofila.
Cuando la energía luminosa incide en una molécula de clorofila, provoca la expulsión de un electrón de la molécula. Luego, este electrón pasa a lo largo de una serie de transportadores de electrones, lo que eventualmente conduce a la producción de ATP y NADPH. ATP y NADPH son las dos moléculas ricas en energía que se utilizan para impulsar las reacciones de la fotosíntesis.
La reacción general de la fotosíntesis es:
6CO2 + 6H2O + energía luminosa → C6H12O6 + 6O2
Esta reacción convierte el dióxido de carbono y el agua en glucosa, que es un azúcar que las plantas utilizan como energía. El oxígeno se libera como producto de desecho de la fotosíntesis.
La clorofila es una molécula esencial para la vida en la Tierra. Es la clave de la fotosíntesis, que es el proceso mediante el cual las plantas producen los alimentos que comemos. Sin clorofila, las plantas no podrían sobrevivir y nosotros tampoco.