Diferentes antígenos: La principal diferencia entre el tipo de sangre A y los demás tipos de sangre radica en la presencia de antígenos específicos en la superficie de los glóbulos rojos. Las personas con tipo de sangre A tienen antígeno A en sus glóbulos rojos. El tipo A también tiene anticuerpos anti-B en el plasma sanguíneo. Esto significa que si una persona con sangre tipo A recibe una transfusión de sangre tipo B, los anticuerpos anti-B en el plasma sanguíneo tipo A atacarán y destruirán los glóbulos rojos tipo B, provocando una reacción potencialmente mortal.
Compatibilidad: Debido a la presencia de anticuerpos anti-B, las personas con sangre tipo A solo pueden recibir transfusiones de sangre de manera segura de otras personas con sangre tipo A o O. La sangre tipo O no tiene ningún antígeno que reaccione con los anticuerpos de la sangre tipo A, lo que la hace universalmente compatible.
Donación de plasma: Las personas con tipo de sangre A pueden donar su plasma a personas con tipos de sangre A, AB y O. Esto se debe a que el plasma no contiene glóbulos rojos y, por lo tanto, la presencia o ausencia de antígenos en los glóbulos rojos es irrelevante.
Frecuencia del tipo: El tipo de sangre A es relativamente común en todo el mundo. El porcentaje de personas con tipo de sangre A varía según las diferentes poblaciones. En algunas regiones, como Europa y América del Norte, puede representar hasta el 40-45% de la población. Sin embargo, en otras regiones como Asia, la prevalencia del grupo sanguíneo A puede ser menor.