Específico: Una buena hipótesis debe ser específica. Debe identificar las variables específicas que se están estudiando, la relación entre esas variables y el resultado esperado.
Comprobable: Una hipótesis debería poder ser probada. Esto significa que la hipótesis debe formularse de manera que permita probarla o refutarla mediante observación, experimentación u otros métodos científicos.
Falsificable: Una hipótesis debe ser falsable. Esto significa que se debe poder demostrar que la hipótesis es falsa si no está respaldada por evidencia.
Relevante: Una hipótesis debe ser relevante para el conjunto de conocimientos existente y debe abordar una pregunta o problema importante.
Sencillo: Una hipótesis debe ser lo más simple y concisa posible. No debe incluir detalles innecesarios o irrelevantes.
Heurística: Una hipótesis debe ser heurística, lo que significa que debe estimular un mayor pensamiento e investigación.