Si bien los aguacates requieren una cantidad significativa de agua para producirse, es esencial considerar el panorama más amplio. Por ejemplo, en comparación con otros cultivos que requieren un uso intensivo de agua, como la alfalfa o el algodón, los aguacates tienen una huella ambiental relativamente menor. Además, en regiones con lluvias abundantes o una gestión eficiente del agua, el cultivo de aguacate puede no plantear desafíos hídricos importantes.
La afirmación de que los aguacates son inherentemente dañinos para el medio ambiente parece ser una simplificación excesiva que surge de centrarse únicamente en el uso del agua. Una evaluación integral de su impacto requiere un análisis de varios factores, como las prácticas de producción, el uso de la tierra, la biodiversidad y los beneficios económicos, para proporcionar una comprensión más matizada.