Además de la albúmina, la cantidad de dióxido de carbono en una bebida también afecta la formación de espuma. La cerveza normalmente contiene más dióxido de carbono que los refrescos, lo que ayuda a crear una espuma más espesa y estable. La temperatura de la bebida también influye, ya que las bebidas más calientes tienden a producir más burbujas.
La espuma de una cerveza puede ser una parte importante de la experiencia de beber. Puede ayudar a realzar el sabor y el aroma de la cerveza y también puede proporcionar una señal visual sobre la frescura de la cerveza. Una buena espuma normalmente durará varios minutos, mientras que una espuma fina o débil puede indicar que la cerveza es vieja o se ha almacenado incorrectamente.