El estudio, publicado en la revista "Scientific Reports", implicó observar un grupo de bonobos salvajes en la República Democrática del Congo durante un período de dos años. Los investigadores documentaron meticulosamente casos de intercambio de alimentos entre los bonobos y analizaron la dinámica social subyacente.
Uno de los hallazgos más intrigantes del estudio fue la tendencia de los bonobos a compartir alimentos con personas que no son parientes, particularmente amigos y aliados cercanos. Esta observación se alinea con el comportamiento humano, ya que los humanos también suelen compartir alimentos con amigos y seres queridos en lugar de solo con familiares. Los investigadores sugieren que los bonobos pueden poseer un sentido de reciprocidad, entendiendo que compartir hoy puede aumentar sus posibilidades de recibir alimentos en el futuro.
Además, el estudio reveló que los bonobos ajustan sus comportamientos de compartir en función del valor de los alimentos. Por ejemplo, era más probable que compartieran alimentos de alto valor, como frutas e insectos, en comparación con alimentos de bajo valor, como hojas y cortezas. Este hallazgo resalta las sofisticadas habilidades de los bonobos para tomar decisiones, ya que sopesan los costos y beneficios de compartir diferentes tipos de alimentos.
Curiosamente, los investigadores también observaron que los bonobos participan en "redes de intercambio de alimentos", mediante las cuales los individuos que reciben alimentos de otros tienen más probabilidades de compartirlos con otros. Este sistema interconectado de intercambio se asemeja a las redes sociales humanas, donde los individuos forman vínculos e intercambian favores dentro de una comunidad.
El estudio demostró además que los bonobos exhiben comportamientos estratégicos para compartir. Se descubrió que compartían comida con más frecuencia con personas que los habían acicalado recientemente, lo que sugiere que correspondían favores. Además, era más probable que los bonobos compartieran alimentos con personas que lograron adquirirlos, posiblemente como una forma de formar alianzas y aumentar sus posibilidades de obtener alimentos en el futuro.
En resumen, el estudio proporciona pruebas convincentes de que los bonobos comparten los alimentos de formas notablemente similares a las de los humanos. Su propensión a compartir con amigos, ajustar el intercambio en función del valor de los alimentos, participar en redes para compartir alimentos y emplear comportamientos estratégicos para compartir muestra su cognición social avanzada y su capacidad para interacciones sociales complejas. Estos hallazgos arrojan luz sobre las raíces evolutivas de los comportamientos humanos de compartir y ofrecen información valiosa sobre la dinámica social de nuestros primos primates.