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    Un nuevo estudio revela la biomecánica de cómo nadan las larvas de caracoles marinos
    Las larvas de caracol marino nadan utilizando una combinación única de ondulaciones corporales y propulsión ciliar, según un nuevo estudio publicado en la revista "Current Biology". La investigación proporciona información sobre la biomecánica de la locomoción de las larvas y sus implicaciones para la dispersión de organismos marinos.

    Las larvas de caracoles marinos desempeñan un papel fundamental en los ciclos de vida de muchas especies marinas, incluidos los mariscos y caracoles marinos de importancia económica. Durante su etapa larvaria planctónica, estos pequeños organismos pasan semanas o meses a la deriva en las corrientes oceánicas, dispersándose lejos de sus arrecifes o costas natales.

    A pesar de su importancia ecológica, se sabía poco sobre la biomecánica de cómo nadan las larvas de caracoles marinos. Estudios anteriores se centraron principalmente en la locomoción de los caracoles adultos, que difiere significativamente de la natación de las larvas.

    Para abordar esta brecha de conocimiento, investigadores de la Universidad de California, Berkeley, y la Academia de Ciencias de California realizaron una serie de grabaciones de vídeo de alta velocidad de larvas de caracoles marinos nadando en el laboratorio. Utilizaron técnicas de imágenes de vanguardia, incluida la velocimetría de imágenes de partículas (PIV), para medir el flujo de agua generado por los movimientos de natación de las larvas.

    El estudio reveló que las larvas de caracol marino emplean un mecanismo de natación de dos partes que involucra ondulaciones corporales y propulsión ciliar. Durante cada ciclo de natación, las larvas primero alargan su cuerpo y lo doblan hacia un lado, creando un movimiento ondulatorio. Esta ondulación del cuerpo genera empuje e impulsa a la larva hacia adelante.

    Siguiendo la ondulación del cuerpo, la larva utiliza cilios, pequeñas estructuras parecidas a pelos que cubren su cuerpo, para generar un empuje adicional. Los cilios baten de manera coordinada, creando un flujo de agua hacia atrás que impulsa aún más a la larva.

    Los investigadores descubrieron que la combinación de ondulaciones corporales y propulsión ciliar permite a las larvas de caracol marino alcanzar velocidades de natación relativamente altas, alcanzando hasta 1,5 milímetros por segundo. Esta velocidad permite que las larvas se dispersen a largas distancias, lo que facilita el flujo de genes y la conectividad de la población en vastos entornos marinos.

    El estudio destaca la importancia del comportamiento de natación de las larvas en la configuración de la ecología y la evolución de los organismos marinos. Comprender la biomecánica de la locomoción larvaria proporciona información valiosa sobre las capacidades de dispersión y la dinámica poblacional de las especies marinas, contribuyendo a la conservación y gestión de los ecosistemas marinos.

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